Hace ya casi un año que la vida seguía con su rutina, su ir y venir, el ruido del tráfico, el ajetreo de la sociedad que, con más o menos convencimiento llevábamos sobre nuestros hombros. Una sociedad en la que la libertad no se conocía como tal, una sociedad en la que la conciencia global y la solidaridad eran meros conceptos…pero vaya conceptos, cómo los hemos asumido, si es que no hay nada como que te pase algo que te haga dar un giro para aprender y aprender pero bien. El coronavirus ha sido el artífice de nuestro aprendizaje, nos ha enseñado a estar atentos, a solidarizarnos con sectores que están ahí todo el año y que, tantas veces se nos olvida. El coronavirus nos ha enseñado que la libertad es algo tan nuestro que como decía antes, pasaba desapercibido, pero ay ahora, …con el ahora en casa, ahora sal, ahora a las 22 …que si no vayas de bares, que si no quedes con amigos….¡Bendita libertad!, pero otro aprendizaje más, nos ha enseñado a valorar, valorar esos detalles que ya se daban por hecho, el ver a la familia, amigos, …tomar unas cañas, hacer deporte, qué cosas tan cotidianas.
El coronavirus nos ha enseñado mucho más, pero también ¡nos ha quitado mucho!, nos ha quitado la libertad que comentábamos, nos ha quitado a seres queridos, nos ha quitado la rutina, nos ha quitado nuestro trabajo, nos ha quitado nuestra economía, nos ha quitado estabilidad, nos ha quitado …¡Sí lo sé! tenemos las vacunas, esas que esperamos como agua de mayo para que todo se solucione, pero ¿todo?, sí está claro llegará un día que todo esto será fruto del recuerdo y de la historia pero de momento ha venido para quedarse, así que no nos queda otra que volver a levantarnos e intentar llegar de nuevo a la cima en la que estábamos, eso sí, no piensen que será en 2 días.
Desde aquí sólo desear lo mejor para todos y que aunque el camino sea duro, nos levantaremos y dejaremos un futuro digno para nuestros hijos.
¡Ánimo y mucha mucha salud!
María Hermida