Un plan de formación es el conjunto de acciones destinadas a mejorar las cualidades y habilidades de los empleados de una organización con el objetivo de seguir siendo competitiva, incluso mejorar la productividad empresarial, y no quedarse atrás en relación a los competidores y a las exigencias del mercado actual.
Actualmente, el ámbito empresarial y económica está en constante cambio. Por ello, es fundamental tener una planificación que permita desarrollar acciones de formación continua para tener una plantilla competitiva. Es necesario, diseñar programas de formación que vayan mejorando las destrezas de los trabajadores poco a poco. Esto se debe a que si una empresa se queda obsoleta, formar a todos los trabajadores e introducirlos en mundos nuevos para ellos, puede convertirse en un proceso lento que retrase la actividad de la empresa de forma notoria. Por ejemplo, una empresa puede realizar formaciones cada 6 meses para enseñar a sus empleados nuevas herramientas o procesos de trabajo con los que ser más eficiente.
Solucionar deficiencias de los empleados en sus puesto de trabajo
Mejorar aptitudes de los trabajadores
Aumentar el rendimiento de la empresa
Nuevas oportunidades para los trabajadores y la empresa
Mejora la calidad de vida laboral
Aportar nuevos conocimientos a la plantilla
Cambiar actitudes de los empleados
Crear trabajadores polivalentes con diferentes habilidades
Mayor satisfacción personal de cada trabajador
Diagnóstico y análisis de la situación: en este punto debemos determinar en qué situación se encuentra la empresa en relación a las necesidades que se tienen. Para ello, es necesario saber cuál es el nivel de conocimientos y habilidades de la empresa, y qué es lo que se necesita para ser competitivos y eficientes.
Diseño de plan de formación: a raíz del análisis de la situación se debe plantear una estrategia de formación que permita que los empleados cumplan con los requisitos exigidos en su puesto de trabajo. Debemos tener en cuenta la adquisición de conocimiento, desarrollo de actitudes y las nuevas habilidades necesarias.
Implementación de la formación: se centra en la parte más táctica y concreta de la formación empresarial. Se determina las horas de formación, el momentos en que se realiza, contenidos, modalidad, etc.
Evaluación de resultados: tras la realización de la formación, cabe estudiar cuáles han sido los resultados de todo el proceso. Es necesario ver si se han cumplido los objetivos planteados y evaluar tanto los resultados cuantitativos como los cualitativos. Los principales indicadores para estudiar los resultados se centran en el aprendizaje, satisfacción del personal, transferibilidad y ROI.
Resultado final: Tras todo el proceso es momento de realizar el seguimiento de los resultados de la formación, basándose en la eficacia de la formación y el aprendizaje. Todo ello para saber si ha sido rentable realizar la formación, ha servido para la empresa y tener en cuenta mejoras para futuros planes de formación.